El tratamiento con fisioterapia favorece la disminución de los síntomas que produce el párkinson, enfermedad que afecta a más de seis millones de personas en el mundo. A pesar de que la fisioterapia no tiene efectos curativos en el tratamiento de esta enfermedad, contribuye activamente a reeducar los patrones de movimiento que se ven alterados o disminuidos por esta patología que, entre otras dolencias produce temblor, acenesia y rigidez.
El comienzo de la enfermedad se caracteriza por dolores en las articulaciones que, en algunos casos se diagnostica relacionada a la artrosis. Además, antes del temblor, que es el síntoma principal de la enfermedad, se pueden dar otros signos como cuadros depresivos o un aumento del umbral olfatorio. El trabajo del fisioterapeuta está encaminado principalmente a mejorar la movilidad corporal general necesaria para que el paciente pueda realizar las actividades de la vida diaria.
Y es que se trata de una enfermedad que puede limitar las actividades cotidianas, ya que una de sus características principales, el temblor, es de recorrido amplio, acentuándose particularmente a nivel del pulgar y del índice, dando al paciente un movimiento asociado al de “contar monedas” que; aunque empieza produciéndose en un único extremo, con el tiempo puede acabar extendiéndose a los dos.
La fisioterapia ayuda a mejorar la coordinación
En este sentido, la fisioterapia ayuda al enfermo de párkinson a preservar la elasticidad, el trofismo, la fuerza y el tono muscular, así como a estimular la circulación sanguínea. Es fundamental que el tratamiento con fisioterapia ayude al paciente a reeducar la postura para contribuir así a prevenir dolores derivados de las malas posturas.
Además, para educar al paciente en higiene postural que le ayude a recuperar el esquema corporal, los fisioterapeutas pueden emplear técnicas de relajación que contribuyen también a mejorar la coordinación de los movimientos del cuerpo. Mejorar o mantener el volumen respiratorio del paciente o las reacciones de enderezamiento y reeducación del equilibrio estático y dinámico son otros de los objetivos que se marca el fisioterapeuta en el tratamiento de esta patología.
Finalmente, los fisioterapeutas recomiendan iniciar el tratamiento en las fases incipientes de esta enfermedad que, aunque de etimología desconocida, se relaciona con factores de riesgo como la intoxicación alimentaria o la exposición a químicos industriales como herbicidas y pesticidas.