Por Rocío Pérez, en Vitónica
El ejercicio físico practicado con regularidad es uno de los pilares de una vida larga y saludable. Pero parece ser que no toda la actividad física es igual de beneficiosa, y a veces incluso puede tener el efecto contrario.
Y no me refiero a cuando se nos va la intensidad de las manos y terminamos machacados y medio ahogados, no, sino a cuando la actividad física forma parte del trabajo de forma habitual.
Un 18% más de riesgo de muerte prematura
La reflexión proviene de este estudio llevado a cabo por científicos holandeses que concluye que los hombres que trabajan en puestos físicamente exigentes (obreros, trabajadores del campo o de fábricas y similares) tienen un riesgo de muerte prematura un 18% mayor que aquellos que tienen trabajos más sedentarios.
Esto pone de manifiesto una aparente paradoja de la actividad física,demostrando que esta puede ser dañina si forma parte del trabajo, pero beneficiosa si es parte de nuestras elecciones en términos de ocio.
Los motivos podrían ser varios. Por un lado, los distintos tipos de ejercicio que se hacen como parte del trabajo en comparación con los que se hacen por ocio. “Si sales a correr media hora, eso aumenta tu frecuencia cardíaca y después te sientes mejor; pero si tu trabajo implica actividad física, la haces durante 8 horas seguidas con periodos de descanso limitados y llevando a cabo movimientos repetitivos”, explica Pieter Coenen, director del estudio. “Nuestra hipótesis es que este tipo de ejercicio supone una presión negativa sobre el sistema circulatorio, en vez de mejorar su estado de forma”.
Pero la explicación también podría ser otra: normalmente los trabajos físicos requieren menos preparación y están peor pagados, lo que podría significar que el estilo de vida al completo de estos trabajadores es peor, con una alimentación menos saludable y más hábitos insanos, como el consumo de alcohol o tabaco.
Y hacen menos ejercicio como ocio
Además, se ha demostrado que aquellas personas que trabajan en un puesto que exige actividad física continua son los menos predispuestos a hacer ejercicio también en su tiempo libre, lo que supone un doble riesgo: la actividad que sí realizan les perjudica y es poco probable que realicen la que podría beneficiarles.
Los resultados de este estudio podrían servir, según sus autores, para reforzar las recomendaciones médicas de actividad física para estos trabajadores, y advertirles de que no deben dejarse engañar por el hecho de que su trabajo les mantenga físicamente activos, porque no sirve para compensar por la actividad deportiva que no están realizando, sino todo lo contrario.